OTRO VOLANTAZO VERDE DEL GOBIERNO: AHORA EL AMONÍACO

 

La gobernadora Arabela Carreras, con la venia del gobierno nacional, planea instalar una planta industrial para producir 20.000 toneladas diarias de amoniaco, un químico muy corrosivo (sobre todo a la piel, ojos y pulmones) con un montón de usos industriales, entre ellos la elaboración de desinfectantes y fertilizantes. La empresa a cargo del negocio es la multinacional australiana Fortescue Future Industries; el lugar elegido, Punta Colorada, a pocos kilómetros de Playas Doradas (la punta se ve incluso desde la playa).

Los empresarios australianos, que entraron a la provincia de la mano del director para Latinoamérica de la empresa, el ex puma Agustín Pichot, producirán su amoniaco a partir de hidrógeno verde, cuya obtención (a partir del agua) requiere de mucha energía renovable, por lo que prevén instalar tres parques eólicos con un total de 400 (sí, un cuatro seguido de dos ceros) aerogeneradores. Debe tenerse presente que el total de aerogeneradores instalados en Argentina rondan entre 370[1] y 390.[2] Si la información que trascendió es la correcta (esperemos que no), toda esa energía renovable abastecerá solo la planta de producción de amoniaco. Claramente, 400 aerogeneradores ocupan una superficie enorme: si el número de aerogeneradores por superficie del parque eólico de Pomona se mantiene (29 aerogeneradores y 4500 ha ocupadas), aplicando una sencilla regla de tres simple resulta que la superficie que ocuparían los tres parques eólicos australianos equivaldría a tres veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires: tres CABAs sembradas de aerogeneradores y una planta de producción de amoniaco tóxico pero verde sobre la costa del golfo de San Matías, a siete kilómetros de una de las playas más hermosas y visitadas de la Patagonia, a menos de 10 kilómetros de un Área Natural Protegida Provincial (Puerto Lobos), y a muy pocos kilómetros del celebrado Parque Nacional Islote Lobos.

 ¿Por qué amoniaco? ¿No era el hidrógeno?

Hay algo que no nos están diciendo. Hasta hace dos semanas el amoniaco casi no existía en el radar del gobierno provincial; bastó que apareciera el ex Medio scrum argentino con los australianos multinacionales de la Fortescue Future Industries y todo cambió. Ya casi no se habla de los alemanes del Instituto Fraunhofer[3]; de hecho, el H2V RN, el plan estratégico que la provincia de Río Negro elaboró sobre la base de un informe realizado por el Instituto Fraunhofer, no dice una palabra sobre el amoniaco. Sí algo dicen los alemanes en su informe. Allí anticipan la posible utilización del amoniaco como vector liquido de hidrógeno. Pero ojo: lo dan solo como una posibilidad a explorar. En la página 15 del informe advierten: “Los procesos disponibles comercialmente son la compresión y la licuefacción (del hidrógeno, nota mía). Se están desarrollando otros procesos, como la unión de hidrógeno en hidruros metálicos o la unión química en vehículos líquidos orgánicos de hidrógeno (LOHC) o el uso de otros productos químicos como vehículos de hidrógeno, como el amoniaco”(el subrayado es mío). Evidentemente, la opinión del Instituto Fraunhofer sobre el complejo tema del transporte del hidrógeno verde decanta hacia la compresión y la licuefacción, y sin embargo la gobernadora optó por el amoniaco. Try de los australianos.

Actualmente la región produce amoniaco a partir de hidrógeno gris, el menos verde de los hidrógenos, producido a partir de gas natural. Concretamente, la empresa Profertil de Bahía Blanca produce urea y amoniaco para fertilizantes. De hecho, los del Instituto Fraunhofer contaban con que esa empresa bahiense nos comprara hidrógeno verde para producir su amoniaco. Ahora nosotros produciremos amoniaco. ¿Cómo nos deja eso? ¿Le disputaremos a Profertil el mercado interno de amoniaco? ¿Esa es la idea? (Spoiler: no).

Obviamente, el hidrógeno presenta muchos problemas, y para algunos de esos problemas el amoniaco es presentado como solución. Aparentemente, la ventaja más grande del amoniaco está en que la tecnología e infraestructura para su transporte y almacenamiento están más desarrolladas o maduras que las del hidrógeno.[4] También, el amoniaco aparece como preferible al hidrógeno en transporte marítimo.[5] De todas formas, como el amoniaco opera también como vector de hidrógeno, quienes compren nuestro amoniaco podrán luego extraer el hidrógeno y usarlo como hidrógeno nomás. (Mediante un catalizador se puede descomponer la molécula de amonio en nitrógeno e hidrógeno para utilizar el hidrógeno.) O podrían usar directamente el amoniaco si lo prefieren, ya que, al igual que el hidrógeno, el amoniaco se puede emplear para producir electricidad en una celda de combustible, o quemarse en una turbina como el gas natural.[6]

 A merced de los lobis

Evidentemente, el amoniaco y el hidrógeno entran en competencia, aunque algunos prefieren verlos no compitiendo sino complementándose.[7] Claramente los lobistas a favor de uno y otro no son siempre los mismos. Del lado del lobby del amoniaco, se cuestiona el uso del hidrógeno (no su producción, porque en definitiva con hidrógeno se produce el amoniaco), excepto en usos industriales.[8] Y si de lobbies hablamos no olvidemos el lobby del bando eléctrico, los cruzados del uso de las baterías. Hasta ayer, uno de los puntos fuertes del hidrógeno (y por extensión del amoniaco) era la imposibilidad o enorme dificultad de electrificar los vehículos pesados, debido al gran tamaño de las baterías que podrían hacerlos funcionar. Pero ahora la empresa TESLA sacará un camión eléctrico de 40t de carga y 1000 km de autonomía, de manera que parece que los vehículos pesados a hidrógeno o amoniaco tendrán en los vehículos eléctricos un duro rival. De hecho, ya dicen desde el bando eléctrico que los camiones a hidrógeno o amoniaco no podrán competir con los suyos. Lo mismo parece que va a pasar con los trenes: podrán funcionar a batería nomás. [9] Lo que hasta ayer era el combustible del futuro (hidrógeno amoniaco) amaga con no tener futuro.

Por supuesto, como se podrán imaginar, el amoniaco posee desventajas frente al hidrógeno (amén de que es tóxico y corrosivo). La combustión del amoniaco no produce CO2 como cacarean los del bando amoniacal, pero puede producir emisiones de óxidos de nitrógeno, aunque sus lobistas juran que hay técnicas para capturar esas emisiones.[10] Actualmente el amoniaco se obtiene mediante una técnica que hace reaccionar el hidrógeno y el nitrógeno atmosférico pero con un alto consumo energético.[11] El proceso se produce en reactores especiales a altas temperaturas y presiones.[12] Todo con un enorme consumo energético.

Hay algo que no dije y que tal vez debí decir al comienzo de esta breve pero desordenada nota: la apuesta del gobierno de Río Negro es que tanto el hidrógeno de los alemanes como el amoniaco de los australianos se exporten; que ni vean la provincia. Con los australianos amoniacales hemos blanqueado y ya no hablamos de escenarios domésticos, ni de conversiones energéticas, ni siquiera de creación de puestos de trabajo (aunque ya saldrán con esa). Solo se mencionan los 6000 millones de dólares que pondrían de inversión (millones mentirosos, seguramente).

El agua de nuestros ríos y nuestras áreas naturales protegidas (¿protegidas?) sacrificadas en el altar del interés empresarial de grandes consorcios multinacionales. Hidrógeno y amoniaco tóxico para cubrir las necesidades de los países más industrializados. Todo en nombre del cambio climático y la transición energética. No hay mucho tiempo. Formemos un gran scrum y saquémosle la pelota a estos tipos.

 



[1] https://www.energiaestrategica.com/durante-este-ano-empezarian-a-generar-energia-14-nuevos-parques-eolicos-en-argentina-por-mas-de-1-000-mw/ (en la lista aportada en esta página se han contado únicamente los proyectos con fecha de alta de contrato).

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