MURMULLOS DE AMOR QUE TRAE EL LIMAY

 



Bariloche era apenas una aldea de menos de diez años de existencia con poco más de 1200 habitantes. Faltaban 11 años para la creación del Parque Nacional del Sud, el primero en su tipo en América Latina, y 23 para el Parque Nacional Nahuel Huapi, creado sobre la base del anterior.

Desde hacía 30 años el mundo había comenzado a generar electricidad a partir de energía hidráulica. En 1911 Argentina ya contaba con centrales hidroeléctricas; al menos tres en Córdoba, sobre el río Suquía (ese año se acababa de inaugurar La Calera, la usina actualmente en actividad más antigua del mundo).[1] Chile también había dado pasos firmes en ese sentido, y para 1910 ya tenía varias: en el norte, la represa de Tranque Sloman, sobre el río Loa, construida en 1911,[2] y en la zona del cajón del Maipo, la represa de La Florida.[3] Brasil recién tendrá la suya en 1914, sobre el río Chopim, estado de Paraná, a unos 100 km de Misiones.[4] El tren del progreso había comenzado a rodar y los países de este lado del mundo morían por subirse.

Y también mataban. El nuestro, por caso, se aprestaba, en nombre del progreso, a consumar la ocupación territorial de su sur, iniciada manu militari treinta años antes, con el exterminio de las comunidades originarias que lo habitaban. En ese contexto, ese 1911, el gobierno presidido por Roque Sáenz Peña (1851-1914), a través de su ministro de Obras Públicas y Agricultura Ezequiel Ramos Mexía (1852-1935), de raíz pellegrinista, perteneciente a la oligarquía liberal reformista anti-roquista, trajo a un geólogo estadounidense para encargarle una misión. Un sueño en realidad.

Ramos soñaba con fundar una nueva provincia que comprendiera todo el sector cordillerano del norte patagónico, desde Junín de los Andes (+ o - por el paralelo 40°) hasta Colonia 16 de octubre (+ o - por el paralelo 43°, hoy Trevelin, en Chubut), y le pidió a Bailey Willis (1857-1949) que explorara los recursos hidrológicos de la región, entre otros su aprovechamiento hidroeléctrico.

Willis puso manos a la obra y publicó, tres años más tarde, el primer tomo de un vasto informe que claramente se salía del objetivo que le habían encomendado. En consonancia con esta redefinición de objetivos, el míster le había cambiado el nombre al equipo de colaboradores que debía coordinar (aunque dicho cambio nunca tuvo un carácter oficial): de «Comisión de Estudios Hidrológicos» a «Comisión del Paralelo 41°».

Una de las primeras cosas que Willis debía definir era la ubicación de la capital de esa «Suiza argentina» soñada por Ramos. De entrada vio el yanqui que esa capital no podía ser el villorrio de Bariloche, por su proximidad con el todavía no implementado Parque Nacional, el cual debía apuntar exclusivamente al turismo, y por lo tanto no ser comprendido por la nueva provincia. Encontró un sitio ideal del lado neuquino, en una amplia pampa donde hoy se cruzan las rutas N° 237 y 40, un sitio que podría albergar unas 40 mil personas o más. Pensó en una nueva ciudad, a la que llamó Nahuel Huapi. La pensó con un perfil industrial, con hilanderías, aserraderos, manufacturas de piel y madera y hasta plantas de producción de nitratos fertilizantes, que emulara la experiencia norteamericana y complementara la producción agrícola de la región pampeana.[5]

Nahuel Huapi City (NHC) demandaría energía y Willis pensó en surtirla de hidroeléctrica, aprovechando el potencial del río a cuya margen izquierda la ubicó. Concretamente, pensó en una represa ubicada unos kilómetros aguas abajo de NHC, en un sitio conocido como Segunda Angostura (la Primera Angostura correspondía a la «desembocadura del lago Nahuel Huapi»,[6] es decir al nacimiento del Limay). NHC, ocupando unas 1100 hectáreas, quedaría emplazada en la cola del nuevo lago artificial: el lago Limay (ver mapita de abajo).

  

Tomado de Navarro Floria (2008). Tomado a su vez de El Norte de la Patagonia (Willis, 1914, p. 222).[7]

 

En principio, con esa represa bastaba y sobraba. Escribió Willis con respecto a la misma: «La creación del lago Limay (…) producirá una caída en el río que según el caudal medio de los últimos 10 años dará una fuerza teórica de 80.000 caballos (60 MW, si no hice mal los cálculos), de los cuales se podrían llevar a la ciudad, a 12 Km de la usina generadora, probablemente 50.000 caballos constantemente aprovechables (37 MW, si no hice mal los cálculos, o 45 MW, según otras estimaciones,[8] similar al CArEM 25)».[9]

 

 

Bailey Willis, de barba blanca y sombrero de ala, en el centro de la imagen, junto con su equipo de diez colaboradores de la Comisión de Estudios Hidrológicos. Tomado de Riccardi (2020).[10]

 

Tras la muerte de Roque Sáenz Peña en 1914, el proyecto se pinchó, como suelen pincharse tantas cosas en Argentina. La pinchadura ocurrió, entre otras razones, porque Ramos cayó en desgracia, y porque las nuevas autoridades nunca lo respaldaron, dicen los defensores de Ramos porque tocaba intereses ingleses.[11]

O sea. Hacer represas sí que estaba bueno (recordemos: el asunto del progreso), y de hecho, a más de 110 años de aquel sueño pinchado, el río Limay está todo cortado, con cinco grandes represas a falta de una (El Chocón, inaugurada en 1973; Arroyito, en 1979; Alicura, en 1985; Piedra del Águila, en 1992; y Pichi Picun Leufu, en 2000). Lo que no estaba bueno del proyecto original era el destino de la energía. Willis, como comenté, imaginó una central hidroeléctrica que proveyera electricidad a industrias cercanas, ubicadas en NHC. Quienes, años más tarde, sacarán el proyecto del cajón de los proyectos pinchados, lo reformularán para llevar electricidad a los centros industriales ubicados a cientos de kilómetros de allí. Pero sobre esto volveré más adelante.

 

Ambientalmente flojitas

A más de 50 años de construida la primera de esas cinco grandes represas que mencioné, hoy sabemos algo que no estaba tan claro en 1970, mucho menos en 1911: que las grandes represas no son la panacea energética, que generan un montón de problemas ambientales y de sostenibilidad. Es por esa razón que son resistidas en prácticamente todo el mundo. Una resistencia que posee sus mártires. No olvidemos que Berta Cáceres, la líder lenca hondureña, fue asesinada por oponerse a un proyecto hidroeléctrico (solo en Honduras, y solo entre 2010 y 2017, 120 personas habrían sido asesinadas por oponerse a la construcción de represas, según la ONG Global Witness[12]).

La fragmentación generada por el establecimiento de grandes represas y sus embalses asociados, y la consiguiente pérdida de conectividad, se considera una de las mayores amenazas para la conservación de los sistemas fluviales a nivel mundial. Alejandra Stehr Gesche, de la Universidad de Concepción, reconoce una serie de impactos ambientales (además de sociales y económicos) aguas arriba y abajo de la represa.

Aguas arriba: cambios en el régimen de caudales, reducción de la velocidad del flujo, cambios en la composición de hábitats, estratificación térmica (del agua del embalse), aumento de la sedimentación, cambios en la productividad, modificación de la composición de especies, alteración de áreas litorales, pérdida de áreas de desove, desplazamiento de áreas de reproducción, aumento de mortalidad de huevos y larvas de especies migratorias.

Aguas abajo: cambios en patrones de crecidas y estiaje, cambios en los patrones de sedimentación, cambios en la calidad del agua, aumento de la transparencia, (y por lo tanto) aumento de  mortalidad por predación, disminución de la temperatura, obstaculización de migraciones, alteración y modificación de la calidad de hábitats, disminución de oxígeno disuelto, fragmentación de poblaciones y deriva genética, aumento de mortalidad, cambios en la composición de especies, y aumento de nitrógeno disuelto.[13]

Sumo a esta lista de impactos uno que mencioné en otro posteo: los embalses favorecen la invasión de especies exóticas[14] (aunque, como comenté en el mismo, las represa de Arroyito parece haberle puesto freno a la invasión de las carpas (Cyprinus carpio)).

Hambre para hoy y hambre para mañana. Las grandes represas ya construidas constituyen un problema gordo a futuro, porque, claro, las grandes represas envejecen y mueren (alcanzada su vida útil), y hay que gestionar su envejecimiento y desmantelarlas una vez muertas. Sobre todo esto último, es muy complejo y costosísimo. De hecho, hasta hoy muy pocas grandes represas se han desmantelado a nivel mundial.[15]

Más allá de eso, como si no hubiera un mañana, los proyectos hidroeléctricos sobre el Limay se han ido sucediendo desde comienzos de los años 70, sin una planificación estratégica integrada que evaluara los impactos a nivel de cuenca de todos esos proyectos sumados o multiplicados: El Chocón, con un embalse de 83.000 hectáreas de superficie; Arroyito, con 3.900 ha; Alicura, con 6.750 ha; Piedra del Águila, con 35.000 ha; y Pichi Picun Leufu, con 1.600 ha; lo que suma unas 130.250 ha: más de 1300 km2. Todo en un río de apenas 380 km de longitud.

 

EL LIMAY (lo que queda de él) NO SE TOCA

Siendo guardaparque, Alejandro Beletzky había participado del rescate de fauna durante el llenado de los embalses de Alicura y Piedra del Águila, de manera que conocía muy bien qué cosas se ponían en juego cuando uno cortaba el río con un paredón de roca y lo embalsaba.

Un día de 1994, Alejandro se enteró de que querían instalar una represa de unos 120 metros un kilómetro aguas arriba de El Anfiteatro, prácticamente en el mismo lugar en el que, 90 años antes, Bailey Willis había proyectado la suya.[16], [17] El proyecto que llegó a oídos de Alejandro amenazaba con borrar el 10% del río que no estaba cortado por represas. La idea era, supuestamente, volar con explosivos la entrada del Limay y unir el embalse con el lago, lo que implicaba una manera de regular el nivel del Nahuel Huapi. Era como ponerle al Nahuel Huapi una llave de paso.

 

Alejandro Beletzky, hoy. https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2022/04/10/131787-beletzky-y-sus-recuerdos-de-una-tierra-donde-nunca-estuvo-y-sin-embargo-tiene-parte-de-su-alma

 

Desde su programa radial, Beletzky armó quilombo (quilombo entendido como espacio de resistencia[18]) y comenzó a instalar el tema entre sus oyentes. A raíz de eso le hicieron una nota en un nuevo diario de Bariloche.[19] «La Fundación Huala (a la que pertenecía Beletzky) se opone a la represa de la Segunda Angostura», fue el título de «El Cordillerano» correspondiente al jueves 5 de enero.

Aquí entra en escena Pepe Gámez, quien se enteró del asunto por la tapa del diario y comenzó a nuclear un grupo de gente conocida, vecinos de Puerto Moreno, Bahía Serena, e incluso de Villa La Angostura. Sin antecedentes en el ecologismo, Pepe se contactó con una amiga que sí estaba en una agrupación ecologista, Rosemarie Maderholz, y juntos convocaron a una primera reunión en la Escuela N° 312 de Dina Huapi. [20]

A esa primera reunión asistieron unas 10 personas. En la segunda ya hubo 200. En la tercera comenzó a organizarse lo que sería el núcleo duro de resistencia al proyecto y se definieron comisiones de trabajo.

El temor inicial de Pepe era que se inundara Dina Huapi, pero, disipados esos temores, finalmente la lucha se reorientó a defender el último tramo intocado del río. Todas las fichas en Kamchatka.

 

  

Pepe Gámez, izquierda, y Jorge Vienni, derecha. Dos de los promotores del Abrazo al río Limay. https://www.bariloche2000.com/noticias/leer/un-abrazo-a-la-vida-que-perdura-en-la-naciente-del-limay/129333


Kamchatka ataca Buenos Aires. Les ecologistas hicieron todo lo que estuvo a su alcance para frenar el proyecto. Hablaron por medios nacionales e instalaron el tema en la agenda nacional. Instalado el tema, viajaron a donde atiende Dios a reunirse con la secretaria de recursos naturales y ambiente humano María Julia Alsogaray, acompañados por el Intendente electo de Bariloche César Miguel, del PJ, y otro Miguel del PJ pero éste de primer nombre, Miguel Pichetto, que desde 1993 era diputado nacional y ciertamente no era lo que hoy es en la consideración del pueblo de Río Negro. En la reunión que tuvieron, Meriyuli les dijo a les ecologistas que Nación no iba a construir la represa, pese a lo cual la Secretaría de Energía seguía sosteniendo el proyecto (Alfredo Mirkin era secretario en ese momento).[21] No había ninguna contradicción: efectivamente Nación no tenía intenciones de construirla, pero alentaba a los privados a hacerlo.

Aquí, en Río Negro, nadie quería la represa, o al menos nadie hablaba públicamente a su favor.

La Comisión de Fomento de Dina Huapi no la quería. El 12 de mayo de 1995, esta comisión presentó, a través del comisionado Hugo Brockeroff (del hoy disuelto Partido Provincial Rionegrino, en ese momento aliado del radicalismo) un recurso de amparo en rechazo absoluto a la construcción de la hidroeléctrica, aportando documentación técnica que advertía las severas consecuencias que causaría el proyecto.

Los peronistas de Río Negro no la querían. Ya vimos el rol que le cupo a Pichetto en las gestiones que les ecologistas realizaron en Buenos Aires. En el Senado, Remo Constanzo (dos veces senador y tres candidato a gobernador) presentó un proyecto de declaración solicitando la abstención de promoción o aprobación de cualquier proyecto relacionado con el aprovechamiento hidroeléctrico Segunda Angostura (Proyecto N° 1370/95). El peronista Ovidio Zúñiga, al frente del sindicato de los gastronómicos, uno de los más fuertes de Bariloche, también plantó la bandera de la oposición al proyecto.

Los radicales de Río Negro no la querían. Hubo varios proyectos de declaración presentados en la legislatura provincial, dominada por los radicales. El que finalmente salió es el Proyecto N° 296 como Declaración N° 34/95, rechazando la concreción del proyecto energético Segunda Angostura, ubicado geográficamente a los 40º 57' de latitud Sur y 71º 03' de longitud Oeste a 16 km de la naciente del río Limay.[22] Sus autores: Bautista Mendioroz (legislador radical y vicegobernador electo en ese momento) y otros. A este proyecto se agregaron los expedientes N° 1232, con observaciones presentadas por Brookerhof en su condición de autoridad de Dina Huapi, y, luego de aprobarse la declaración, en 1996, el expediente N° 1016 con el recibido del secretario general de la presidencia de Nación Alberto Kohan.[23]

El 8 de octubre de 1995 se realizó el primero de los Abrazos al Limay. «Lo que se esperaba sería una manifestación modesta se convirtió en un mar de gente (se calcula que asistieron unas 5000 personas). Desde todas partes llegaron personas en autos, bicicletas y a caballo. Las filas parecían interminables y las orillas del río se llenaron de almas unidas por un propósito: decir ‘’No a la represa’’ y proclamar ‘‘Que viva el Limay’’», destacan las crónicas. [24]

A partir de ese día, todo cambió. El proyecto N° 296, que había ingresado a Legislatura el 2 de octubre, se aprobó luego de ese primer Abrazo, el 5 de diciembre (saliendo, como comenté, como Declaración N° 34/95). Solo tras el abrazo, el rechazo de Río Negro al proyecto se hizo oficial.

Por si acaso y medio las apuradas, el 28 de diciembre la Legislatura sancionó la Ley N° 2946/95 a partir de un proyecto presentado en julio por el radical de Bariloche Rubén Omar Dalto y otres,[25] creando el Área Natural Protegida Río Limay con categoría de manejo de Paisaje Protegido (Art. 2).[26] El Plan de Manejo de Río Limay, cuyos límites van desde el nacimiento del río hasta prácticamente la cola del embalse de Alicura,[27] fue aprobado recién en 2019.[28] En su p. 12, este documento explícitamente menciona que la razón de la creación del ANP es el quilombo que armaron les ecologistas por el proyecto Segunda Angostura, cuyo momento más álgido fue aquel abrazo del 8.[29]

En principio, solo con el parque nacional debía alcanzar, ya que los límites de este, desde el nacimiento del Limay hasta Confluencia (la confluencia del río Limay con el Traful), coinciden con el curso del río (la cola del embalse de Alicura ya cae fuera de los límites del parque nacional). Aun cuando toda esa área (la margen izquierda del Limay) posee una categoría de conservación de Reserva Nacional, que no es de las más estrictas, se entiende que allí no se puede hacer cualquier cosa, como por ejemplo construir una gran represa.[30] Ok. Nunca está de más la protección legal, pero sin perder de vista que lo que frena estos proyectos extractivistas no son los papeles, por más importantes que sean, sino el quilombo. Sin aquel abrazo del 8 de octubre el Área Natural Protegida Río Limay no existiría. Tan claro como el agua del Limay.

Lo más importante es que el quilombo que armaron les ecologistas hizo que el proyecto Segunda Angostura volviera al cajón y generara conciencia sobre el derecho del propio Limay a no ser matado del todo.

 

Aquel Abrazo del 8 de octubre no fue el único. Desde entonces, se realiza todos los años. El 8 de octubre es casi una fecha patria en Dina Huapi (o sin el casi). Se sancionaron ordenanzas en Bariloche y Dina Huapi instituyendo el 8 de octubre como el «Día del Abrazo al Limay»: la Ordenanza 898-CM-98, de Bariloche [31] y la Ordenanza N°043-CDDH2009 de Dina Huapi.[32]

A nivel provincial, se aprobó un proyecto de declaración, el N° 243/2020, declarando de interés provincial el 25 aniversario del Abrazo al Limay, con el propósito de (Artículo 1): «concientizar, defender y promover la conservación y preservación del medio ambiente para un mundo más sano y sostenible.» [33] Les autores del proyecto, les legisladores Claudia Contreras, Graciela Vivanco, Adriana Del Agua y Juan Pablo Muena, tan preocupados por la preservación ambiental de su quinta electoral, dos años más tarde levantarán sus ocho manos para habilitar la contaminación con petróleo del Golfo San Matías. Pero esta es otra historia.

En un principio, la organización de los Abrazos corrió por cuenta de «Comunidad», la agrupación ecologista que impulsó el rechazo a la represa. Luego pasó a la Municipalidad de Dina Huapi, hasta el día de hoy.

 


Primeros Abrazos al Limay https://www.anbariloche.com.ar/noticias/2023/10/06/91406-cronica-de-una-resistencia-el-abrazo-al-limay-de-1995; https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2021/10/07/118513-una-nota-del-diario-el-cordillerano-que-desperto-la-conciencia-ambiental-de-la-comunidad  

 

 Igual pero distinto

Los documentos anteriores a los 90 muestran claramente que el proyecto de Bailey Willis nunca fue dado de baja, y que su reaparición en el 95 no fue cosa de menemistas trasnochados. En realidad, como adelanté, el proyecto de 1995 no era exactamente el mismo que el de 1911, sino una versión distinta que respondía a otros intereses.

Al proyecto lo vemos reaparecer con Perón. En su Segundo Plan Quinquenal 1953-1957, Segunda Angostura aparece con todas las letras encuadrado en el discurso «Patagonia = energía para el país» que venía del Primer Plan Quinquenal 1947-1951. Este discurso se profundiza durante la presidencia de Arturo Frondizi (1958-1962), pero claro, en tiempos de Frondizi Río Negro y Neuquén ya eran provincias (lo eran desde 1955), de manera que la discusión sobre la orientación de los proyectos hidroeléctricos en el curso del Limay (los proyectos en general, no solo Segunda Angostura) se da en otro escenario. La tensión entre Nación y provincias terminó resolviéndose con promesas por parte de la primera de obras de riego para las segundas (la mayoría de las cuales se incumplieron, dicho sea de paso: solo se habilitó el área de riego del sistema Arroyito-Senillosa[34]), consolidando la primarización de las economías provinciales. La creación de la empresa Hidronor en 1968 (ya en tiempos de Onganía) se da en este contexto.

Volviendo al proyecto que nos ocupa y a su rastro previo a 1995, hay una publicación de 1978 de 9 páginas que figura en la biblioteca de la Fundación Bariloche titulado «Aprovechamiento hidroeléctrico Segunda Angostura - río Limay: provincias de Río Negro y Neuquén: prefactibilidad-síntesis».[35] No es un gran dato, pero revela que el proyecto estaba ahí, dando vueltas.

Hay otro documento de Mirta Pérez de 1979 «Estudio y proyecto del aprovechamiento hidroeléctrico de Segunda Angostura» que es un Trabajo Final de Carrera de Ingeniería de la Universidad Nacional del Sur.[36] Y otro de Juan C. Palote, sin fecha, «Aprovechamiento hidroeléctrico Segunda Angostura: ensayo de los modelos fotoelásticos de la presa» también de la Universidad Nacional del Sur.[37]

Más allá de estas tres últimas referencias, el proyecto Segunda Angostura no es visible en esos años. Al menos no es considerado, con ese u otro nombre, en el Plan Nacional de Equipamiento para los Sistemas de Generación y Transmisión de Energía Eléctrica 1979-2000, ya en tiempos dictatoriales (ver mapita de abajo).[38]

  


 

Proyectos hidroeléctricos considerados en el plan 1979-2000. Secretaría de Estado de Energía. Setiembre de 1979. https://cdi.mecon.gob.ar/bases/docelec/vb1596.pdf

 

En democracia lo vemos reaparecer. Hay un trabajo de 1985 de Alieto Guadagni en el que se menciona a Segunda Angostura con unos 100 MW de potencia instalada, con una fecha tentativa de inicio para 1994 (casi coincidente con el quilombo de 1995).[39]

El proyecto, que era claramente nacional, comienza a sonar en el ámbito provincial unos años más tarde, en 1988, siendo Horacio Massaccesi gobernador. Por h o por b, ya entonces el proyecto generaba rechazo en parte de la clase política vernácula. Ese año, Adalberto Caldelari, quien había presidido la Legislatura de Río Negro entre el 83 y el 85, presentó el proyecto de declaración N° 519, expresando rechazo por la construcción del embalse Segunda Angostura sobre el río Limay que modifica la vertiente de dicho río y actual nivel del lago Nahuel Huapi. El proyecto de Caldelari, que finalmente caducó, es, hasta donde conozco, el primer pronunciamiento contrario al proyecto salido de suelo rionegrino.

Al año siguiente, la Cámara de Administradores de Inmuebles de San Carlos de Bariloche (CAIBA) remitió a la Legislatura (Asuntos Oficiales/Particulares Oficial N° 54/1989) una resolución de su Asamblea General exigiendo a la Legislatura Provincial que dicte ley de defensa ecológica del Parque Nahuel Huapi, respecto al proyecto Nacional Segunda Angostura.[41] Después de eso, los rastros del proyecto se pierden hasta 1994, cuando llega a oídos de Beletzky.

 

Las fuerzas hidroeléctricas intentan contraatacar

Como vimos, el proyecto volvió al cajón después del abrazo del 95. Y estuvo ahí unos años hasta que a alguien le pareció que ya era hora de sacarlo de nuevo.

La pretensión de reflotar el proyecto se conoció en 2007 a través de una fuente extraoficial. Ni bien se enteraron, Pepe Gámez y Rubén Marigo, el abogado que asesoraba a «Comunidad», hicieron la denuncia a través de los medios, sin conocer detalles del reflotamiento, pero apuntando la responsabilidad al gobierno de Neuquén.[42]

Era evidente que Neuquén no podía hacer nada sin la complicidad del estado nacional, y pronto se supo que este último también estaba implicado en el «operativo reflotamiento». Trascendió que en junio de 2008 hubo una reunión entre Exequiel Espinosa, presidente de ENARSA (Energía Argentina Sociedad Anónima) y el gobernador de Neuquén Jorge Sapag, en la que el primero le habría comunicado al segundo que estaban proyectando el diseño de una presa de poca potencia en Paso de Ciervo, sobre el Limay, para completar la interconexión eléctrica con Villa La Angostura y Junín de los Andes. Paso de Ciervo estaba donde estaba Segunda Angostura.[43] Paso de Ciervo era Segunda Angostura con otro nombre.

Nuevamente les ecologistas reaccionaron quilomberamente, esta vez ampliando la denuncia al COnsejo de Planificación y Acción para el DEsarrollo de Neuquén (COPADE), organismo encargado de reimpulsar el proyecto con otro nombre para que no pareciera el mismo de antes.[44]

Consultados, los de ENARSA confirmaron que efectivamente la mano venía así pero que no era para tanto, que Paso de Ciervo casi que ni requería embalse, que sería una «presa de paso». Como para tranquilizar a todes, Elías Sapag, el eterno representante por Neuquén ante la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro (AIC) y varias veces su presidente, y además hermano mayor de Jorge, prometió que la represa no se haría si no había consenso de la población de Bariloche (por esos días, Dina Huapi definía su futuro como municipio).[45] Concretamente, el «gringo» prometió que, llegado el caso, se haría una audiencia pública.[46] Retranquiles nos quedamos.

Por el lado de Río Negro, el proyecto seguía contando con una fuerte oposición: de la Intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi, del Consejo de Ecología y Medioambiente de la provincia (CODEMA), y de gran parte de la población, que seguía sin querer saber nada de la represa.[47]

Pero a los Sapag el proyecto les encantaba. En un documento de la empresa hidroeléctrica neuquina (EMHIDRO) creada por Jorge, que debe datar del 2011 o 2012 (disponible en Internet a mayo de 2024), se menciona a Segunda Angostura con una potencia instalada de 120 MW (el doble de lo proyectado por Bailey Willis) como parte del «potencial hidroeléctrico de Neuquén».[48] En un mapa de Neuquén que podemos ver en la página de Internet de EMHIDRO (el mapita de abajo, copiado en mayo de 2024),[49] está indicado Segunda Angostura (sin ser nombrado, con el número 19 en el mapita de abajo) como uno de los nuevos proyectos.

 


Mapa del potencial hidroeléctrico de Neuquén. Aprovechamientos existentes y nuevos proyectos. El redondelito 19 (el más al sur) corresponde a Segunda Angostura. Copiado en mayo de 2024 de  https://emhidro.com.ar/potencial-hidroelectrico/nuevos-proyectos/

 

Como podemos ver, la amenaza no ha desaparecido. En 2023 les ecologistas denunciaron por enésima quinta vez que el proyecto nunca había sido dado de baja, y que en cualquier momento alguien podía sacarlo nuevamente del cajón.[50]

Y es que los señores de las hidroeléctricas siguen ahí, confiados en que los abrazos algún día se cortarán, esperando poder abalanzarse sobre el último cachito de río que les queda sin monetizar. Para peor, varios de los que ayer susurraron que no hoy seguramente gritarán que sí. Hoy no me lo veo a Pichetto encadenándose al puente del Limay para impedir el avance de las motoniveladoras.

 

Que los abrazos no se corten. Que les abrazadores seamos muches mas de 5000. Que abracemos al río y a sus defensores, sobre todo a las comunidades originarias, las grandes ninguneadas desde los tiempos de Bailey Willis. Porque abrazarlas es reconocer y apreciar sus luchas. Una manera de reafirmar que se debe y se puede.



[5] Navarro Floria, P. 2008. La comisión del paralelo 41° y los límites del “progreso” liberal en los territorios nacionales del sur argentino (1911-1914). Scripta Nova XII (264). https://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-264.htm

[6] Riccardi, A.C. 2020. Bailey Willis: Un geólogo yanqui y el desarrollo del norte de la Patagonia. Revista Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Vol. 7, Suppl. 1: 63-83 (la referencia está en la p. 78).

[7] Willis B. (1914). El Norte de la Patagonia: Naturaleza y Riquezas. Scribner Press, New York. vol. 1, pp. vii-xix, 1-500; vol. 2, 11 Mapas.

[8] Riccardi, 2020.

[10] Riccardi, 2020, p. 78.

[23] Wikipedia, siempre mesurada, explica que Kohan «Tardó muchos años en terminar la carrera (de geología), no solo por la militancia sino porque adoraba pasar noches en las peñas»https://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Kohan

[25] Ingresa en comisiones en agosto, pero se lo trata recién en diciembre. Como dije, a las apuradas.

[27]  Vejsbjerg, L., Medina, W. y Aceñolaza, G. 2018. El patrimonio geológico y la planificación regional del turismo. Caso: paisaje protegidos de la provincia de Río Negro. Serie Correlación Geológica 34(1): 89-103. Fig. 1 https://www.insugeo.org.ar/publicaciones/docs/scg-34-1-07.pdf

[28] Boletín Oficial de la provincia de Río Negro del 03-06-2019 (pág. 2)

[39] Guadagni, A. A. 1985. La programación de las inversiones eléctricas y las actuales prioridades energéticas. Desarrollo Económico, Vol. 25, No. 98 (Jul. - Sep., 1985), pp. 179-216. Anexo I, p. 209.


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