MALO POR DONDE SE LO MIRE

 


La gobernadora Arabela Carreras (izquierda) y Julie Shuttleworth, CEO de Fortescue. Foto Diario Río Negro https://www.rionegro.com.ar/economia/politica/hidrogeno-verde-fortescue-ya-contrato-para-colocar-los-mastiles-de-medicion-2123521/ 

Toda actividad económica debería apuntar a la reproducción y sostenimiento de la vida, y a la producción de bienes y servicios esenciales a esos fines. Pero bueno, olvidándonos por un momento de eso, sin sacar los pies del plato capitalista, podríamos decir que, para ser viable, una actividad económica X debería cumplir con tres condiciones, necesarias pero insuficientes (por supuesto, esa actividad X no debería contaminar, ni afectar a la salud, ni violar ningún derecho humano, pero eso ya corresponde al ámbito de la justicia penal): 

1. Tener un impacto ambiental mínimo (si es nulo mejor). 

2. Ser sostenible (o casi).

3. Ser importante para el terruño, o sea, aportar a la soberanía económica del mismo, o al menos no profundizar su dependencia económica. Una manera de evaluar esto último, aunque no es la única, es sopesar la contribución de esa actividad a la dinamización de otros sectores de la economía.

Las tres condiciones que mencioné son en realidad una sola: una sola y triple condición de viabilidad económica: las tres deberían cumplirse a la vez.

Decía que son condiciones necesarias pero insuficientes porque además esa actividad debería contar con licencia social, y la conformidad de las comunidades si se trata de una actividad que afecta territorios comunitarios. Para la obtención de esta conformidad hay (o al menos debería haber) protocolos precisos y consensuados con las comunidades, pero para la obtención de la licencia social no hay formas claras, y esto es debido a que el mismo concepto de «licencia social» es impreciso. Tradicionalmente, los gobiernos y las empresas que pretenden impulsar actividades económicas non sanctas asumen que hay licencia social cuando no se arma quilombo. Por default, entienden que hay licencia social; la carga de la prueba la hacen recaer sobre nosotres, quienes nos vemos obligades a demostrar que no la tiene. Por supuesto, tampoco se trata de construir consensos parlamentarios: hasta el legislador más tonto entiende que licencia social es otra cosa que mayoría parlamentaria.

El movimiento ambientalista suele sesgar su discurso hacia el punto 1. Ojo: no digo que no mire los otros dos. Por ejemplo, cuando armamos quilombo y logramos frenar la central nuclear que Alberto Weretilneck quería instalar en Sierra Grande, insistíamos especialmente en el punto 1: decíamos que, en términos ambientales, nada podía ser peor que una planta nuclear (y fundamentos no nos faltaban). Como alternativa a la nuclear, proponíamos energías renovables: eólica, solar, mareomotriz, undimotriz, cualquiera, sin habernos detenido a pensar que la instalación y mantenimiento de la infraestructura para la generación de electricidad renovable era dependiente de los combustibles fósiles y de ciertos materiales críticos, y que, por lo tanto, lo que estábamos proponiendo, del modo en que lo estábamos haciendo, era insostenible (punto 2) (aun logrando altas tasas de reciclado), o que el modelo de renovables que se impulsaba en ese entonces (el macrista año de 2017) profundizaba nuestra dependencia tecnológica (punto 3).

Por su parte, compañeres que se sumaron a esa lucha desde el sector nuclear enrolados en ATE-CNEA, miraban sobre todo este último punto, el 3, subordinando o quitando peso a los demás: No a la central nuclear china llave en mano.

A cinco años de esa histórica movida, mi impresión es que el punto 2 no estuvo presente en nuestro discurso antinuclear. En todo caso, la insostenibilidad que advertíamos pasaba por la imposibilidad de acumular eternamente residuos nucleares, pero no recuerdo que hayamos hablado, por ejemplo, del pico del uranio y del pronto agotamiento de este metal radiactivo.

Sostenible es un término que, aplicado a los «recursos», supone su aprovechamiento a una tasa inferior a su tasa de renovación. Por definición, entonces, las actividades que suponen el empleo de un «recurso no renovable» son insostenibles. El punto 2, el de la sostenibilidad, es particularmente importante porque es, a mi juicio, el menos vago de los tres. Se es sostenible o no, lo que no implica que une no pueda establecer grados tolerables de insostenibilidad. La sostenibilidad tiene que ver con los límites. No hay límite para la contaminación o la dependencia, pero la noción de límite es consubstancial a la de sostenibilidad.

¿Por qué me enredo en esta larga introducción? Bueno, porque pienso que, cuando explotó el tema del hidrógeno verde con el anuncio del proyecto de la empresa australiana Fortescue allá por noviembre de 2021, el movimiento ambientalista se mostró lento de reflejos (comparado con otros mega anuncios similares, como el de las factorías porcinas) justamente porque, aparentemente, se cumplía con aquello de que no contamina (o de que contamina menos que los hidrocarburos, tanto en su producción como en su combustión), y con lo de que es sostenible (porque el hidrógeno es el elemento más abundante del universo, bla bla). Hubo sí, un cierto ruidito con respecto al punto 3. De hecho, las objeciones al proyecto provenientes de sectores afines al gobierno nacional vinieron por este lado.

Lo que haré aquí es un repaso de las principales críticas al proyecto de Fortescue, tomando como eje esos tres puntos.

Arranco por el punto 3, el de contribuir a la soberanía económica o al menos no profundizar la dependencia económica, que es el que me permite trazar el contexto.

La transición energética corporativa que estamos viendo a nivel global es impulsada por el agotamiento de los combustibles fósiles, más que por la crisis climática. Esta última no le interesa a casi nadie, menos a las elites de los países del Norte Global, incluso a las de aquellos países que hasta ayer pretendían venderse como verdes, como Alemania. Solo les preocupa el decrecimiento energético que traerá el agotamiento de los combustibles fósiles, y el cambio de las reglas del juego que vienen jugando. Nerviosos, ven en el hidrógeno renovable un sustituto de los combustibles fósiles: un sustituto malo, pero sustituto al fin: una especie de pelota de trapo con la que poder seguir jugando, a falta de pelotas Al Rihla Pro (análogo futbolero del petróleo convencional).

Si lo sustituirá o no es otro asunto, porque los usos futuros del hidrógeno aún están por verse. Pero a Fortescue esto mucho no le importa; le importan solo los negocios, y se apura a cerrar negocios con todo el mundo: con los gobiernos de los países del Sur Global para producir la bendita molécula, y con empresas del Norte Global para distribuirla.

El último país con el que Fortescue firmó uno de estos acuerdos (en julio de 2022) es Djibouti, un país de África oriental con un 80% de pobreza y más de un 40% de pobreza extrema. Un país que ostenta un récord mundial: el de poseer el mayor número de bases militares por unidad de superficie. En ocasión del acuerdo firmado con este país, la información corporativa proporcionada por Fortescue destacó que el acuerdo marco firmado con el país lo posicionaba como un futuro líder en la producción de energía renovable.[1] También la página de la empresa reprodujo la declaración del ministro de energía del país africano: «Djibouti no quiere perderse este momento histórico en el que el hidrógeno verde se convierte en el combustible para la transición energética.» Liderazgo, momento histórico, oportunidad, tres de los términos más gastados del cassette corporativo.

En mayo 2022 Fortescue había hecho lo mismo con la República Democrática del Congo, otro país pobre, de los más pobres del mundo, un país que padece como ningún otro el momento histórico que le ha tocado vivir: el del extractivismo verde, vinculado con elementos como el coltan (mineral de tántalo) y el cobalto, esenciales para la transición verde de los países del Norte Global.

En medio de los festejos por la firma del acuerdo entre RDC y Fortescue, la CEO de la empresa australiana, Julie Shuttleworth, expresó a medios congoleños lo siguiente:

«Estamos aquí en lo que se convertirá en el centro de energía verde más grande del mundo. Esta es una gran oportunidad para que RDC se convierta en el campeón mundial de la energía limpia, pero también del desarrollo de la transición hacia la energía limpia. Tenemos la oportunidad de descarbonizar la economía congoleña y africana y una gran contribución a la descarbonización del mundo. El destino del mundo entero se está jugando en la república democrática del Congo.»[2]

Hablar de descarbonizar la economía congoleña, un país con menos de un 20% de la población con acceso a la electricidad suena a mal chiste. Pero lo de ser los campeones mundiales y lo del destino del mundo ya es una tomada de pelo. Nos toman por boludes, no hay duda. 

Sobra decir que con nuestro país Fortescue firmó un acuerdo de los del segundo tipo.

Siempre se supo pero Agustín Pichot lo aclaró, por si no estaba claro, cuando les cangures desembarcaron en Viedma para dar una conferencia de prensa: el hidrógeno verde rionegrino se va a ir todo para afuera. Se exportará todo porque (medio scrum dixit) «no hay tecnología en el país y no hay consumo interno. Nos encantaría tenerlo lo antes posible».[3] Lo que es totalmente falso: nuestro país produce/consume anualmente unas 400.000 toneladas de hidrógeno que «bien podrían ser verdes», como destacan desde la Cámara Argentina de Energías Renovables.[4] Lo que pasa es que los potenciales compradores locales (por ejemplo YPF) jamás le comprarían hidrógeno a Fortescue porque no es negocio para ellos, pero eso es otra historia: lo cierto es que es mentira aquello de que no hay consumo interno.

Fortescue ni piensa en vender adentro porque afuera siempre lo podría vender a un mejor precio.[5] Porque si algo tiene en claro Fortescue es que no va a perder plata con esto de salvar al planeta (muy al contrario: pretende hacer fortunas). Pensemos un poco: suponiendo que la empresa de Twiggy Forrest comienza con la producción para exportación, y que en un futuro Argentina necesite de ese hidrógeno. ¿Qué haremos? ¿Le pediremos a Fortescue que generosamente destine parte de su producción al mercado interno? Suponiendo que acepte hacerlo: ¿compensaremos a la empresa para que no pierda plata? ¿Durante cuánto tiempo? Si no lo hace, ¿qué haremos? ¿La obligaremos? ¿Qué haremos si no se deja obligar? ¿Qué haremos con la banda de trabajadores que dejará colgades cuando decida levantar todo e irse, por ejemplo, a la República Democrática del Congo (de hecho, como vimos ya tiene un pie puesto ahí)? Remake de una mala peli que les rionegrines ya vimos: MCC.[6]

Ok, del hidrógeno verde no veremos ni una molécula, ni ahora ni después, pero aún podríamos aprovechar la moda del hidrógeno verde para dinamizar nuestro sector de C&T mediante el aporte de tecnología. Ciertamente, hay alguna posibilidad de meter la cuchara en el negocio de los molinos (en un rato hablaré de ellos), pero definitivamente NO en el caso de los electrolizadores, ya que Fortescue actualmente construye una fábrica de electrolizadores PEM en Glandstone (Queensland, Australia) y ya les prometió a los australianos que se crearían puestos de trabajos allá. En otro posteo transcribí las palabras de Julie Shuttleworth en ocasión de anunciar la construcción de esa fábrica. Las transcribo nuevamente: «El objetivo de FFI es convertirse en la empresa líder mundial, integrada y totalmente renovable de energía y productos ecológicos, impulsando la economía australiana y creando puestos de trabajo para Australia a medida que nos alejamos de los combustibles fósiles. Nuestro brazo de fabricación, que comienza con electrolizadores y se expande a todos los demás productos de la industria ecológica necesarios, presagiará un gran potencial para la fabricación y el empleo ecológicos en la región de Australia.» (Lo resaltado es mío.) Y su jefe Twiggy Forrest dijo esto otro, en el mismo sentido: «A medida que GEM (Global Green Energy Manufacturing Centre) se desarrolle de acuerdo con los requisitos propios de FFI (Fortescue Future Industries) y otras necesidades de los clientes, la fabricación volverá con fuerza a la región regional de Australia, creando muchos miles de puestos de trabajo[7]

La gobernadora Carreras siempre destacó la calidad de les científiques y tecnólogues de Bariloche, pero nunca estuvo claro qué pito tocarían en todo este asunto. Vimos que con los electrolizadores seguro que ninguno, pero, ¿qué onda con los molinos? ¿Aportarán nuestres científiques y tecnólogues a su construcción? ¿Será INVAP, o Eólica Rionegrina la empresa estatal de la que INVAP forma parte, la encargada de desarrollar los parques eólicos? ¿Esa es o era la idea del gobierno?

En un posteo anterior deslicé mi sospecha de que el interés del ex ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas por el proyecto pasaba por tirarle un hueso a Industrias Metalúgicas Pescarmona (IMPSA) y no por otra cosa.[8] De hecho, Marcelo Kloster, de activísima participación en el desembarco de Fortescue en el gobierno de Arabela Carreras en su rol de asesor ministerial, era además uno de los directores «clase C» de IMPSA, por parte del gobierno nacional. En efecto, la otrora empresa de los Pescarmona acababa de ser virtualmente estatizada (capitalizada en un 85% por los gobiernos nacional y mendocino) y había que sacarla a flote como fuera, lo que, en un mundo a las puertas de la recesión, requería poco menos que un milagro. Pues bien: el milagro sucedió y los australianos de Fortescue Future Industries cayeron en Río Negro cuando Nación y Mendoza más los necesitaban.

Como era cantado, los de IMPSA hicieron su juego y se llevaron a los de Fortescue para su terruño, creándole un problema a la intendenta Mabel Yahuar de Los Menucos, que ya estaba prometiendo muchos puestos de trabajo con la instalación de una planta para la fabricación de las aspas en su localidad. El anuncio de la intendenta fue a principios de diciembre de 20211[9] y la confirmación de que iba a ser IMPSA la encargada de instalar los mástiles para la medición de los vientos en Somuncura fue en enero de 2022.[10] Sugestivamente, a los pocos días de que los mendocinos hicieran su anuncio, en febrero de 2022, el secretario Daniel Sanguinetti y el presidente de Eólica Rionegrina Hugo Brendstrup viajaron a Los Menucos a reunirse con la intendenta (y a tranquilizarla, no solo a ella sino a todes les rionegrines que veíamos cómo las prometidas inversiones se iban para Cuio).

Esa reunión con Yahuar dejó más dudas de las que ya había. Según consta en la nota de prensa que da cuenta de la reunión, Sanguinetti (im)precisó que lo que se iba a fabricar en Los Menucos eran «los aerogeneradores», no ya las aspas (que son una partecita del aerogenerador). Seguramente es un error. O no. En un caso u otro, esas declaraciones del secretario hablan de la poca rigurosidad del gobierno en comunicar todo lo vinculado con Fortescue y su proyecto.

¿Qué onda con IMPSA? ¿Se encargará solo del tema de las torres de medición y luego cederá paso a Eólica Rionegrina para la construcción de los (400, 800 o 1.600[11]) aerogeneradores, o las (1.200, 2.400, o 3.600) aspas en su (aun inexistente) nueva planta de Los Menucos? No parece ser esa la intención de la empresa mendocina. De hecho, en mayo de 2022, en ocasión del Encuentro Nacional de Hidrógeno 2030 realizado en Bariloche, Marcelo Kloster, ya en su pleno rol de director de IMPSA, declaró: «Para nosotros (IMPSA) el hidrógeno representa una oportunidad invalorable para una empresa que la venía pasando financiera y económicamente momentos muy difíciles y a partir de la capitalización por parte del estado en mayo de 2021 empezamos a reactivar y a consolidar líneas de trabajo y como una de esas primeras medidas lo que estamos haciendo es abrir dentro de la empresa una división específica para los temas de hidrógeno verde que vamos a denominar IMPSA verde. IMPSA verde ya está trabajando con en este momento su principal cliente en el tema que es la empresa Fortescue (…) estamos trabajando en medición y prospección de vientos y análisis de vientos en la estepa rionegrina, y por supuesto nuestra ambición es mucho mayor pretendemos posicionarnos como la empresa que instrumente que operativice el despliegue industrial del proyecto de hidrógeno verde en Río Negro[12]

¿Qué hará Fortescue? ¿Importará finalmente sus aerogeneradores? (de hecho, el Global Green Energy Manufacturing Centre de Gladstone también construirá aerogeneradores[13]) ¿Sucederá como con Manantiales Behr de YPF Luz, que trajo las torres de China y le compró los aerogeneradores a la empresa danesa Vestas?[14] ¿Deberemos contentarnos con la fabricación de las torres de hormigón y acero, como ocurrió con Genneia y su parque eólico Chubut Norte?[15] No lo sabemos. Nosotres ni seguramente tampoco el gobierno rionegrino. Como bien dijo el director ejecutivo de la Agencia Río Negro Invierte Gonzalo Medina Cabrera en una entrevista que le realizaran estudiantes de la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos) el 21/2/2022: «Todavía es un poco incierto si Fortescue compartirá su conocimiento con el provincial. Dicen que son los mejores del mundo y dan poca información sobre sus planes. Es por eso que la relación es difícil.»[16] Dando por cierto lo revelado por Medina Cabrera, qué loco eso de considerarse los mejores del mundo en un juego que aún no ha comenzado, y del que no hay aún reglas, sobre todo viniendo de una empresa que ha sido incapaz de bajar sus propias emisiones de CO2. No solo no ha podido bajarlas: las ha aumentado como pocas, llegando a ser una de las tres mayores emisoras de Australia.[17] Los mejores del mundo en emisiones serán, en todo caso.


Economía de enclave del Kapelusz: modelo económico donde, en un mercado globalizado, se localizan actividades productivas en países subdesarrollados destinadas a la exportación y sin integrarse en el mercado local.​

¿Por qué les rionegrines estamos condenades a bailar siempre la música que nos tocan? ¿Quién decidió esto? ¿Es que no nos da para otra cosa? ¿No podríamos ilusionarnos con un proyecto de hidrógeno verde propio, made in acá, que atienda nuestros intereses y satisfaga alguna de nuestras muchísimas necesidades? ¿No podríamos diseñar y construir nuestros propios electrolizadores, empleando tecnología propia, como intentan hacer en Córdoba, uniendo fuerzas entre las universidades de Córdoba y Catamarca, el Conicet y empresas locales?[18] ¿No podríamos soñar, con el ingeniero Raúl Baridó, con un tren a hidrógeno y exportar tecnología ferroviaria de punta en lugar de viento y agua? ¿No podríamos apostar, como lo hace el ingeniero Juan Carlos Bolcich, a la construcción de un tren a hidrógeno que una la Línea Sur rionegrina?[19] ¿Qué nos impide desarrollar un prototipo de tren a hidrógeno nacional, sin depender de la importación de tecnologías ajenas, como le gustaría al ingeniero Pablo Martorelli?[20] ¿No podríamos, en lugar de comprar humo de afuera, sostener e impulsar iniciativas como la que lleva adelante el Dr. Gustavo Andreasen y su equipo de investigación de la Universidad Nacional de La Plata, para desarrollar un prototipo para la generación de electricidad, calor y combustible en base a tecnologías de hidrógeno, para ser usados en lugares remotos y así mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales dispersas y/o aisladas, agregando, además, valor a su producción?[21] ¿Por qué no hacemos en Río Negro lo que hace Santa Fe, que trabaja en el desarrollo de una celda de combustible, con participación del INVAP y otros organismos nacionales de ciencia y tecnología, para utilizar hidrógeno verde (obtenido a partir de biomasa o biocombustibles en este caso) en distintas aplicaciones, como por ejemplo la generación distribuida con aprovechamiento del calor en el marco de la realidad productiva del territorio, tal como lo contó Juan D'angelosante, presidente de Santa Fe Gas y Energías Renovables (ENERFE)?[22] ¿O como Misiones, que ya cuenta con una planta piloto que produce hidrógeno verde a baja escala, para usar en el sector domiciliario, suplantando al butano y propano (Misiones carece de red de gas natural), y en movilidad en motores de combustión interna, tal como lo explicó el presidente del Parque Industrial y de la Innovación el ingeniero Christian Piatti?[23]

¿No podríamos ser más modestos (o sea realistas) y no pretender de entrada (sin haber jugado nunca) ser los campeones mundiales del hidrógeno (aunque Julie Shuttleworth ya les prometió el campeonato a les congoleñes)?

¿No podríamos retomar el espíritu de los primeros proyectos nacionales de producción de hidrógeno verde, como el de la planta de Pico Truncado (Santa Cruz), la primera en su tipo en Latinoamérica, inaugurada en 2005, que actualmente busca llevar la producción de hidrógeno verde a una escala semi industrial para mezclar con GNC al 30% y alimentar motores a combustión de camiones y camionetas, y de paso aprovechar el calor residual para calentar los viveros municipales y volver a producir cultivo controlado, además de generar oxígeno para usos medicinales, tal como lo señaló la licenciada Mabel Herrera, actual directora de la Planta Experimental de Hidrógeno Verde de Pico Truncado?[24], [25], [26]

Cuando uno piensa en todas estas experiencias y proyectos, en toda esta gente valiosa que viene trabajando esforzadamente desde hace mucho tiempo en el tema del hidrógeno, no puede no emocionarse. Pero claro, uno después piensa en Pichot y la emoción se le pasa.

Sigo por el punto 2: «Serás sostenible o no serás nada»

Al igual que muchos de los proyectos de hidrógeno verde de la región, el de Fortescue se enmarca en el modelo de transición energética corporativa, Green New Deal o Capitalismo Verde, un modelo que consiste básicamente en electrificar todo lo electrificable, generando la electricidad empleando fuentes renovables, y cubrir aquellos procesos que son de difícil o imposible electrificación con hidrógeno renovable. Lo demás dejarlo como está.

Primera cuestión: es virtualmente imposible la instalación y mantenimiento de la infraestructura para la captación de energía renovable (por ejemplo un parque eólico) sin combustibles fósiles (que se están agotando); sin combustibles fósiles, también es imposible extraer los minerales esenciales para la construcción de la infraestructura de captación de energía renovable (por ejemplo la calcopirita, de la cual se obtiene el cobre).

Segunda cuestión: Estos minerales esenciales también se están agotando. Son cada vez más difíciles de extraer por lo que su extracción requiere cada vez de más combustibles fósiles (que, recordemos, se están agotando).

Con relación a esto último, tomemos solo dos ejemplos: el del cobre y el de las tierras raras.

El cobre ha comenzado su lenta caída.[27] Chile, el primer productor de cobre del mundo, hace cuatro años que ve como su extracción va a la baja.[28] Se buscan justificaciones: la pandemia, la salida de la pandemia, la políticas de Covid 0 de China, la guerra de Ucrania, cualquier cosa menos reconocer que el cobre, como todos los demás recursos minerales, es finito, y que ya hemos extraído lo mejor, lo más fácil y lo más barato (energética y económicamente hablando). Ok, el reciclado podría ser una solución, pero parcial: actualmente solo un tercio del cobre utilizado proviene del reciclado, y pensar en una tasa de reciclado de 100% es una ilusión: va en contra de las leyes de la física.

La disponibilidad de cobre es crucial para la transición hacia la electrificación soñada. Según Alicia y Antonio Valero del CIRCE de la Universidad de Zaragoza,[29] un parque eólico de 400 aerogeneradores de 5MV, como el que les australianes pretenden instalar en nuestro suelo, requeriría de 4.000 tn de cobre, que es aproximadamente un 23% del total de lo producido en Argentina en 2018 (17.435 tn).[30]

Lo mismo ocurre con las tierras raras, necesarias para la construcción de los imanes permanentes de los aerogeneradores. Dato importante: las tierras raras no son raras precisamente, pero es muy difícil obtenerlas. La gran mayoría de las minas o están en China o en manos de China, país que controla el 60% de la oferta mundial y el 90% de la refinación. Hoy hay, pero no hay garantías de que el día de mañana el recurso esté a la mano: de hecho, en 2019 China amagó con cerrar la exportación de tierras raras, lo que hizo que el mundo de las renovables entrara en pánico. Fuera de China, no hay muchas minas de tierras raras operando. En Estados Unidos las hubo, pero se terminaron cerrando por antieconómicas y contaminantes. Obvio: ahora que las papas queman, piensan en reabrirlas.[31] Y ojo porque en Argentina hay tierras raras en dos provincias en donde la megaminería está prohibida: San Luis y Córdoba, no sea cosa que… mejor me callo para no dar ideas.

Volviendo a las tierras raras, dos de ellas son particularmente importantes para la construcción de aerogeneradores: el neodimio y el disprosio. Según Alicia y Antonio Valero, un parque eólico de 400 aerogeneradores de 5MV (como el de Fortescue) requeriría de 170 tn de neodimio y 14 tn de disprosio, lo que representa un 4% de las exportaciones mensuales de China. 12% si finalmente son 1.600 los aerogeneradores (recordemos que estamos hablando de un solo proyecto, de una sola empresa, de un solo magnate). Un montón.

Sin duda, lo que hace insostenibles a estos proyectos es su escala. Una cosa distinta sería resguardar nuestros propios recursos para satisfacer nuestras necesidades presentes y futuras (teniendo en cuenta los dos otros puntos). Aun así no dejarían de ser recursos finitos, pero al menos podríamos estirar su agotamiento al máximo, demorando la llegada de Thanatia,[32] y minimizando el impacto que genera su extracción, dándole tiempo al Planeta de absorber los residuos (en el caso de las emisiones). La sostenibilidad absoluta no existe, salvo que pensemos en un mundo de sociedades de pocas personas funcionando en base a biomasa.

Punto 1. No es como dice la cumbia publicitaria del gobierno de Río Negro, que el hidrógeno verde no tiene impacto ambiental, qué tal, qué tal.[33] Claro que lo tiene. Ya hablé en posteos anteriores de esos impactos. Repasemos aquí algunos de ellos.

Los parques eólicos. (Con relación a las tierras fiscales resguardadas por la legislatura para la instalación de los parques, y de cómo esa decisión atropella los derechos de las comunidades de pueblos originarios que viven en el territorio, ya se ha dicho lo que había que decir.[34] Repasemos los otros.)

1. Afectación del paisaje. Las empresas y los gobiernos suelen tener una pobre barra nula valoración de este aspecto. Fíjense si no: en el estudio de impacto ambiental del parque eólico Cerro Policía, ubicado en un área natural protegida por ley, realizado sin que esa área natural protegida contara con un plan de manejo y sin convocar a audiencia pública, figura lo siguiente: «Las visuales en la zona son sumamente extensas, y el sitio del proyecto se encuentra emplazado a unos 30 km del centro poblado más cercano (Villa El Chocón), por lo tanto el impacto a la calidad escénica se encuentra bastante atenuado.»[35] O sea: lo que no se ve desde Villa El Chocón (que, dicho sea de paso, queda en otra provincia) no cuenta. Digamos que el parque eólico Cerro Policía se pretende emplazar sobre el borde mismo de El Anfiteatro, una de las mayores bellezas de la provincia y un área protegida en sí misma, promovida como destino turístico incluso por el mismo gobierno provincial.[36], [37] Pero claro, como queda lejos de Villa El Chocón no interesa. Lo mismo en el caso de la meseta de Somuncura, o la costa atlántica. A nivel mundial y local, suenan cada vez más fuertes las protestas por la afectación al paisaje de este tipo de infraestructuras, y eso que la transición energética corporativa apenas ha comenzado.[38]

2. Impactos sobre la fauna voladora. La bibliografía que da cuenta del impacto de los molinos sobre la fauna voladora es tan abrumadora que indigna saber que hay quienes lo niegan.[39] Concretamente, de instalarse en Somuncura, las aspas de los molinos australianos aniquilarían la población de cóndores andinos reintroducidos en ese territorio por organizaciones ecologistas con muchísimo esfuerzo.[40] De instalarse sobre la costa afectarían a las poblaciones de aves playeras, sobre todo de aquellas especies que habitan/descansan/se alimentan o reproducen en algunas de las varias áreas naturales protegidas que hay sobre las costas del golfo San Matías. Con relación a esto último, el sentido común recomendaría no permitir ningún parque eólico cercano a la costa hasta tanto no se efectivice la actividad 3.1.1. (es decir, un Mapeo de sitios críticos para el emplazamiento y desarrollo de proyectos productivos y recreativos, como parques eólicos, solares, actividad minera y petrolera, construcción de represas, caminos, líneas eléctricas, proyectos inmobiliarios), de la estrategia de conservación 3.1 (Generación de información, criterios y estándares de manejo que permitan mejorar condiciones de conservación y otorgar valor compartido al desarrollo), del marco del Plan Nacional para la Conservación de las Aves Playeras, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.[41]

Las luces de advertencia de aviones de los molinos también desorientan a las aves migrantes, a los murciélagos, y pueden cambiar su comportamiento.[42], [43] Obviamente, esto depende del tipo de luz y de la especie de ave y de murciélago. Las luces de los parques eólicos impactan: aun cuando puedan puntualmente beneficiar a alguna especie,[44] siempre ese beneficio será a expensas de otras especies. De los desequilibrios ecológicos siempre algunas pierden y otras ganan. Y ya que de luces hablamos, olvidémonos del disfrute del cielo nocturno en Playas Doradas, con un mega complejo industrial a un tiro de piedra del balneario. ¿Astroturismo? Olvidémonos también de eso. Con relación a esto último, recomiendo la lectura de la Declaración sobre la Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas, realizada en el marco de la Conferencia Internacional en Defensa de la Calidad del Cielo Nocturno y el Derecho a Observar las Estrellas, realizado en La Palma, España, en 2007 (Declaración de La Palma

3. Impactos a futuro (25 años en adelante). Además de matar miles de aves y murciélagos a lo largo de su vida útil, las aspas de los aerogeneradores seguirán siendo un problema luego de que ésta expire. Las mismas se construyen a partir de fibra de vidrio (hecha en base a sílice, al igual que el vidrio, poliéster (un plástico) y madera balsa, un combo muy difícil de deshacer, ya que el reciclaje de esos materiales es sumamente complejo.[45] El de qué corno hacer con las aspas es un problema que el mundo recién está conociendo, ahora cuando la primera generación de parques eólicos está alcanzando su vida útil. Como unos campeones, nos lanzamos a sembrar el mundo de molinos de vientos sin haberlo previsto. Algo se inventará más adelante, alguien habrá pensado. Unos campeones.

El asunto del agua. Fortescue piensa desalinizar el agua mediante un proceso que es altamente demandante de energía. Para ello pretende alcanzar, hacia 2038, una capacidad de procesamiento de 566.400 m³/día, lo que consta en la iniciativa presentada por la empresa y declarada de interés público provincial por la honorable que de honorable le queda solo el nombre. Esto generaría una cantidad de salmuera diaria de 339.840 m³ (un volumen equivalente a 247 obeliscos de la ciudad de Buenos Aires diarios) a arrojar a las aguas del golfo San Matías. Recordemos que ese residuo líquido hipersalino que es la salmuera también suele contener rastros de productos químicos utilizados para desinfectar el agua.[46] El tema de los impactos de la desalinización lo abordé lo más ampliamente que pude en otro posteo y no tiene sentido que lo desarrolle otra vez en éste. [47] Nuevamente: indigna saber que hay quienes niegan eso impactos. Porque una cosa es llevar adelante una empresa a pesar de los impactos (sopesando los beneficios y los perjuicios) y otra muy distinta negarlos de plano. Y si de negadores de plano hablamos, traigo aquí nuevamente una declaración del ex asesor ministerial Marcelo Kloster quien, omitiendo la abundante bibliografía que alerta sobre los riesgos ambientales derivados del proceso de desalinización, dijo lo siguiente, en el contexto de una nota que el Diario Río Negro le hacía a la CEO de Fortescue Julie Shuttleworth (sí, escribí bien: la nota se la estaban haciendo a Shuttleworth, pero Kloster se metió): «(N/R: Al final, Kloster afirmó que hay “ información incorrecta del proceso de desalinización”, pues “su principal subproducto es el cloruro de sodio que se vende en los supermercado” y, “además, puede volver al mar”, dijo).»[48]

La planta de amoníaco. Fortescue pretende transportar el hidrógeno en forma de amoniaco, un peligroso agente tóxico a ciertas concentraciones del que ya hablé en otro posteo.[49] Para ello les cangures deberán sintetizar el amoniaco, en una planta que deberá estar pegadita a la de hidrógeno. En el estudio llevado a cabo por les estudiantes de la Universidad Técnica de Delft se menciona que esa planta de amoníaco sería comparable a la planta de Pilbara en Australia, propiedad de la compañía de Fertilizantes YARA.[50] Ubicada en la península Burrup, Karratha, Western Australia, YARA Pilbara produce fertilizantes verdes desde 2006. Pero YARA no solo produce solo fertilizantes: pegadita a la planta de fertilizantes hay también una planta para la producción de nitrato de amonio, materia esencial para producir explosivos de uso minero.[51] (De esto se habla poco, pero el acuerdo firmado entre el gobierno nacional, el provincial y Fortescue en agosto de 2021 habla del desarrollo de «proyectos verdes», lo que le abre la puerta a la empresa para que, el día de mañana, si le pinta, instale una planta de esas características en el mismo predio. Otro regalito para Playas Doradas.)

Esta última instalación, la de nitrato de amonio, produjo en 2017 (se había inaugurado en 2016) «liberaciones no planificadas» (los amo) de efluentes de proceso que contenían amonio y nitrato, generando unas 4.000 toneladas de suelo de nitrato altamente concentrado dentro de los límites de la instalación.[52] Pero claro, en nuestro país, en nuestra provincia, cosas como estas que pasan en Australia no podrían ocurrir.

Dato de vital interés: la planta de amoniaco de YARA ocupa a unos 100 empleados[53] y en total, considerando la planta de amoniaco y la de nitrato de amonio, a unos 220.[54] Este es un buen número de referencia para los empleados de las plantas de amoniaco y de hidrógeno verde de Fortescue en el corto término: dos años (asumiendo que la planta de hidrógeno verde ocupa la misma mano de obra que la planta de nitrato de amonio australiana, ya que no hay plantas de hidrógeno de ese tamaño en todo el mundo). Para el medio término (ocho años), esa producción se multiplicaría por siete, pasando de ocupar una superficie de 23 ha a una de 175 ha. Suponiendo (muy generosamente) que también se multiplica por siete el número de empleados, entonces la cantidad de empleos ascendería a 1.400 (más o menos la cantidad de empleados que actualmente posee la empresa Aluar en Puerto Madryn: 1.439 Aluar).

(En realidad, el proyecto presentado por Fortescue a principios de 2022 habla de unas 7.480.000 tn AV/a para 2038, una cifra un 15% mayor que la aportada por los estudiantes neerlandeses para el medio término: 6.300.000 tn AV/a.)

Quedan los empleados de la planta desaladora, los del puerto, y los de mantenimiento de los parques eólicos y las líneas de transmisión (muchos de estos últimos seguramente no estarán en la región), pero aún estamos muy lejos de los 16.000 empleos directos prometidos.

Veamos primero los de la planta desaladora. El proyecto de Fortescue contempla, hacia 2038, una capacidad de procesamiento de 566.400 m³/día. Actualmente, la mayor planta desaladora del mundo es la planta de Sorek en Israel, con una capacidad de tratamiento de 624.000 m³/día.[55] No encontré los datos de la cantidad de empleados de la planta israelí, pero sí los de un proyecto desarrollado por el gobierno de Victoria (Australia) y la empresa AquaSure, en donde se habla de 1.700 empleados.[56] Se mencionan para este proyecto unos 200 mil millones de litros, es decir unos 200 millones anuales, o 547.945 m³/día, que supongo que se trata de agua ya desalinizada, por lo que el agua procesada o capacidad de procesamiento equivaldría a unas 1.369.863 m³/día.[57] De esta forma, el proyecto de Victoria es el de una planta desaladora igual o mayor que la proyectada en Playas Doradas por Twiggy y su troupe. Mi conclusión: todo el complejo industrial de Punta Colorada, funcionando a ful hacia 2038, difícilmente supere los 3.000 empleados, menos de la quinta parte de lo prometido por Fortescue/el gobierno de Río Negro/el gobierno nacional. En otro posteo comentaba que el número de puestos prometidos era totalmente dibujado.[58] En el mejor de los casos, los datos que ofrezco confirman que los famosos 15.000 corresponden a los puestos de los operarios de las plantas, más los  correspondientes a la fase de construcción (obreros de U.O.C.R.A.), que durará, como mucho, tres años.

O sea. El proyecto de producción de hidrógeno verde de Fortescue Future Industries es malo por donde se lo mire: generará un impacto socio-ambiental, es insostenible, y no es importante para nuestro terruño. Y económicamente es un desastre: no alcanzará ni para vivir de rentas: el proyecto de Ley de Massa/Weretilneck menciona impuestos a la exportación (retenciones) de un 1,5% para los diez primeros años, del cual la mitad solamente sería coparticipable.[59] Tampoco dejará los dólares que este gobierno busca reunir para pagar la deuda externa generada por el otro gobierno: el proyecto de ley contempla que las empresas «gozarán de un monto de libre aplicación de hasta el 70% de las divisas obtenidas en las exportaciones vinculadas al proyecto» para transferirlas al exterior. ¿Entonces? Solo nos quedan los 3.000 operarios calificados (mayormente técnicos con experiencia e ingenieros) que seguramente vendrán de otras provincias, y que seguramente no veranearán en Playas Doradas. No podrían aunque quisieran, ya que Playas Doradas desaparecerá como una opción turística relevante.

Queda para otro posteo hablar de la cantidad de empleos genuinos y sustentables que este proyecto destruirá.



[4] «Oportunidades de desarrollo de hidrógeno verde en Argentina y su contribución a la aceleración de la transición energética», en CAdER, mayo de 2022, 12.

[5] Actualmente sucede lo mismo con el petróleo neuquino: el que se exporta se vende un 50% más caro que el que se vuelca al mercado interno. https://ejes.org.ar/wp-content/uploads/2022/09/2022-09-Coyuntura-Hidrocarburifera-1.pdf p. 3.

[16] Van Bergen, K., Kok, M., Berning, M., Middeldorp, O., Gallardo Torres, V., HoekP, W.  2022. Potential Hydrogen Export Port in Río Negro: A Multi-Criteria Analysis on the Optimal Location for a Potential Hydrogen Export Port in the Province of Río Negro, Argentina. TUDelft, p. 83.

[17] Fortescue aumentó un 25% sus emisiones en el trienio 2018-2020: 1,6 millones de toneladas de CO2 eq. a 2,09 millones de CO2 eq. https://thenewdaily.com.au/finance/finance-news/2021/02/02/aus-companies-lag-on-emissions/    

[19] Hidrógeno Verde Río Negro. Plan Estratégico, Ciclo de Expositores y Foro Permanente. Publicado por el Gobierno de Río Negro. P., 122

[20] Hidrógeno Verde Río Negro. Plan Estratégico, Ciclo de Expositores y Foro Permanente. Publicado por el Gobierno de Río Negro. P., 139.

[21] Hidrógeno Verde Río Negro. Plan Estratégico, Ciclo de Expositores y Foro Permanente. Publicado por el Gobierno de Río Negro. P., 177.

[27] Ecologistas en Acción, 2019. Caminar sobre el abismo de los límites Políticas ante la crisis ecológica, social y económica, p. 18 https://www.ucm.es/data/cont/docs/3-2020-02-03-informe-abismo-limites.pdf

[29] Valero, A. y Valero, A. 2021. Thanatia: los límites minerales del planeta. Icaria. Más Madera. 143pp. Los datos están en la página 19.

[30] Secretaría de Minería, 2020. Producción argentina de principales metales; oro, plata, litio, cobre, cinc y plomo, p. 6. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/informe_de_producciones_metaliferas_principales_final_2018_1.pdf

[32] Según los Valero, Thanatia es estado al que llegará el planeta tierra una vez agotados todos sus recursos (utilizados y sus residuos dispersos) y quemados todos sus combustibles fósiles y no fósiles, secados sus ríos, etc.

[35] Estudio de impacto ambiental parque eólico Cerro Policía, Meseta de Rentería, Departamento El Cuy, Río Negro, informe final. Ezcurra & Schmidt s.a., febrero 2016, p. 36.

[38] Clementi, L.V. y Carrizo, S.C. 2022. . Paisajes eólicos argentinos: legado patrimonial y desafíos socioambientales. Revista Huellas 26, Nº 2, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

[42] Bennett, V.J. y Hale, A.M. 2014. Red aviation lights on wind turbines do not increase bat–turbine collisions. Animal Conservation 17 (2014) 354–358.

[44] Dwyer, R.G., Bearhop, S., Campbell, H.A. y Bryant, D.M. 2013. Shedding light on light: benefits of anthropogenic illumination to a nocturnally foraging shorebird. Journal of Animal Ecology 82, 478–485.

[50] Van Bergen et al., p. 23


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