NUESTRO RÍO NEGRO, CON POCO MARGEN (PARTE II)
Esta es la Parte II de mis notas de la lectura del paper publicado en Environmental Pollution en 2023 titulado «Variaciones espaciotemporales a gran escala, fuentes y
evaluación de riesgos de POC y HAP prohibidos en partículas suspendidas del río
Negro, Argentina»,[1] y del «Informe
del estado ambiental del Río Negro» presentado
en 2019 por la Universidad Nacional de Río Negro.[2] Como expliqué
en la Parte I, se trata de dos versiones de un mismo estudio, y por lo tanto sus
autores son les mismes: docentes e investigadores de las universidades nacionales
de Río Negro, con sedes en Viedma, General Roca y Bariloche, y del Sur, con
sede en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires.
En la Parte I me limité a los HAPs (hidrocarburos aromáticos
policíclicos); en esta me enfocaré en los POCs (biocidas organoclorados),
siempre hablando de los elementos presentes en el material particulado en
suspensión (MPS).
Como refieren les autores, los contaminantes presentes en el
MPS han recibido poca atención con relación a, por ejemplo, aquellos presentes en
la corriente de agua. De hecho, el único estudio previo sobre POCs en MPS del
río Negro data de 2013, y estuvo a cargo de la ecotoxicóloga de la Universidad
Nacional de Mar del Plata y el CONICET Karina Miglioranza y su equipo de colaboradores.[3]
Ese estudio reconocía el impacto de la agricultura en la cuenca del río Negro a
partir del claro predominio de POCs en todas las matrices consideradas (suelos,
sedimentos, MPS, agua, y otras).
Les autores del paper
de Environmental Pollution recuerdan que las muestras sobre las que se basó el estudio de Miglioranza y
colaboradores fueron tomadas en 2006, bastante antes de la prohibición global
del endosulfán (en 2013), y el mismo
año en que el uso del DDT fue
restringido en Argentina. Esto, en principio, podría justificar aquellos (malos)
resultados: no estaban prohibidos y por eso se usaban.
En la Parte I destaqué el llamado que hacen les autores del paper a tomar medidas urgentes para
mitigar la contaminación del río Negro con HAPs. Veremos aquí qué dicen con
respecto a los POCs, porque, a pesar de las prohibiciones y restricciones, se los
sigue encontrando, como en 2006, y en cantidades nada despreciables. Me auto
espoileo trayendo aquí algo que está en el abstract
del paper y que transcribí en la
Parte I: «El análisis del
cociente de riesgo mostró un bajo riesgo planteado por los POCs». Destaco: no nulo, bajo. Más
adelante volveré sobre esto.
Como comenté en la Parte I, les investigadores cubrieron la extensión total del río Negro, unos 600 km, tomando muestras en 21 sitios o estaciones (para ver los sitios de muestreo ver el posteo anterior), y las analizaron. El paper considera únicamente los HAPs y los POCs, pero en el Informe se tratan además otros aspectos.
Así como las instalaciones industriales petróleo-gas intensivas son las principales sospechosas de la presencia de HAPs en el MPS del río Negro, los agronegocios son los principales sospechosos de la presencia de POCs, según deja entrever la publicación de Miglioranza y su equipo. En efecto, actualmente, los agronegocios involucran la aplicación por aspersión de 900 toneladas al año de químicos, incluyendo múltiples familias de biocidas en un largo período que se extiende de octubre a abril.
Encima, hay estimaciones que indican que un 50% de las
aplicaciones se pierden en el ambiente, sin alcanzar el objetivo previsto (o
sea la planta). Esas 450 toneladas de biocidas son arrastradas a canales, lagunas y arroyos
debido a la deriva, la escorrentía, al lavado por lluvia y al riego.
Hoy se permite el uso de un montón de biocidas, como carbamatos,
piretroides, organofosforados y neonicotinoides; otros, ampliamente usados a lo
largo del último siglo, fueron prohibidos en los años 90. Pero que hayan sido
prohibidos no implica que hayan sido abandonados, por desgracia. Precisamente, el
estudio publicado en Environmental
Pollution reveló una acumulación de
biocidas prohibidos, particularmente hexaclorociclohexanos (HCH) y
endosulfán. Hay también presencia de organofosforados y residuos de POCs en el
suelo y aguas subterráneas en áreas rurales, con evidencia de aportes recientes
de POCs en las últimas dos décadas.
Pero no nos adelantemos, empecemos por el principio,
explicando qué son los organoclorados.
Combatiendo a las «pestes» con armas prohibidas: el impacto sobre el río Negro
Los biocidas organoclorados (prefiero llamarlos así,
biocidas y no pesticidas, porque la única peste aquí es el capitalismo
extractivista y sus secuaces) se hallan incluidos en la lista de los «doce sucios» de la convención de Rotterdam de 2004 sobre químicos peligrosos
y biocidas que prohíbe severamente su producción, comercialización y uso. Su
uso también está prohibido por muchas legislaciones nacionales, incluyendo la nuestra
(Ley N° 24.051 de 1991, conocida como «de residuos peligrosos»).
El estudio publicado en Environmental
Pollution se enfocó en 16 POCs, a saber: 1) α-HCH, 2) β-HCH, 3) γ-HCH, 4) δ-HCH
(los cuatro isómeros del hexaclorociclohexano), 5) heptacloro, 6)
aldrina, 7) exoepóxido de heptacloro (isómero B), 8) α-endosulfán, 9) 4,4′ -
DDE, 10) dieldrina, 11) endrina, 12) β-endosulfán, 13) 4,4′-DDD, 14) aldehído
de endrina, 15) sulfato de endosulfán, 16) 4,4′-DDT, adquirido a Supelco
(EE.UU.).
(Recordemos de la Química del cole: los isómeros son compuestos con la misma fórmula molecular, pero cuyos
átomos se hallan dispuestos en la molécula de distinta manera. Por ejemplo,
muchas casas pueden tener un living, tres dormitorios, dos baños y una cocina,
pero algunas casas pueden tener los dos baños en suite y otras no; en una casa los
tres dormitorios pueden disponerse a lo largo de un pasillo, y en otra ubicarse
en distintos puntos de la misma, y así con lo demás. La fórmula —un living, tres
habitaciones, dos baños y una cocina— es la misma, pero la estructura es distinta. En
química, los isómeros suelen presentar distintas propiedades. En el caso del
HCH, el γ (gamma) es el único de los isómeros que posee propiedades
insecticidas.[4]
Todos los isómeros de HCH son malos pero algunos son malísimos.
¿Qué resultados arrojó el estudio? Veamos punto por punto.
1. Biocidas organoclorados en general. Algunos datos duros. El valor medio general
para el total de POCs (Σ16 POCs, es decir, considerando la sumatoria de los 16
POCs) fue de 648,56 ng. g-1,
MPS d.w. (es decir, 648, 56 milmillonésimas partes de gramo por gramo seco de
POC) o 4,68 ng. L-1
en fase de partículas de agua (es decir, 4,68 milmillonésimas partes de gramo
por peso de POC que hay en un litro de agua), con un pico de 3.496,56 ng. g-1, MPS d.w. (15,97
ng.L-1)
registrado en PCOR (Paso Córdoba, en General Roca) en invierno, y un mínimo de
48,82 ng. g-1,
MPS d.w. (0,17 ng.L-1)
para LNQN (Neuquén capital, descarga Tronador), en verano. La mediana del
conjunto de datos total (el valor central o intermedio) fue
444,46 ng. g-1,
MPS d.w. (2,65 ng.L-1).
En el Informe (p. 65) también se brindan esos valores, pero
no en términos de peso de POC sobre peso seco de MPS, sino expresados como peso
de POC en un litro de agua (fase particulada de agua). Lo que dice el Informe
es lo siguiente: «El
valor medio general de la sumatoria de concentraciones de los 16 POCs (Σ16POCs)
analizados para Material Particulado en Suspensión fue de 4,81 ng/L, con un
valor máximo de 16,69 ng/L, registrado en “Isla La Paloma” (agosto 2018) y un
mínimo de 1,16 ng/L para Tronador (diciembre 2018). La mediana del conjunto
total de datos fue de 3,62 ng/L.»
Los niveles más altos correspondieron a heptacloro, α-endosulfán
(y su derivado como sulfato) y ɑ-HCB. Y los sitios con las concentraciones más
altas —de
oeste a este— fueron ORO (NR6), PCOR (NR10), POMO (NR16), CONE (NR17), PALO (Isla
La Paloma, NR20) y CPAT (Desagüe Patagones, NR21).
La descarga total de DDT en el océano Atlántico fue estimada
en 96 g. día-1, a lo que deben añadirse los 458 g de HCH y los 257 g de endosulfanos (ɑ + β + epóxido) adsorbidos
por el MPS. Eso es casi 300 kilos al año de biocidas prohibidos arrojados al mar todos los años, una cifra similar a la estimada en 2006.
Una comparación
mundial con otros ríos y los sistemas de agua dulce mostraron niveles más altos
de organoclorados en el río Negro en términos de unidades de peso (ng. g-1, MPS d.w.); sin
embargo, considerando los niveles
relativamente bajos de MPS, las cantidades de POCs transportados considerando
las partículas fracción de la columna de agua estuvo por debajo de otros ríos,
como el Yamuna (India), Gomti (India), Jinjiang, Daliao, Yangtze (China) y en
el mismo orden que el río Tíber.
2) HCHs. Los hexaclorociclohexanos
se mantienen en sedimentos arenosos por 14 años (un 10% de la concentración
original, Informe, p. 65) y solo 8 semanas en la columna de agua antes de ser
absorbidos en otras fases orgánicas.
El estudio publicado en Environmental Pollution arrojó que todos los isómeros de HCH
fueron adsorbidos por el MPS del río Negro a diferentes niveles de
concentración, con valores máximos para el α-HCH. Los niveles promedio de ΣHCH
(ɑ + β+ ɤ) fueron 776,46 ng. g-1,
MPS d.w.
La frecuencia de detección fue ɑ > β > ɤ (> mayor
que) y ɗ-isómero, con valores máximos registrados en PALO (NR20, 915,27 ng g-1, MPS d.w.,
invierno) y ALLD (NR7, 195,55 ng g-1,
MPS d.w., verano).
¿De dónde provienen esos HCHs? Todas las sospechas apuntan al
uso de lindano, un ectoparasiticida
prohibido en muchos países como Australia, Reino Unido, el estado de California
en EEUU,[5]
y en nuestro país desde 2011.[6]
El lindano comercial (el popular Gamexane) es más de un 99 % ɤ-HCH; en cambio, el llamado HCH
técnico es 55%– 80% α-HCH; 5%–14% β-HCH; 8%–15% ɤ-HCH; and 2%–16% ɗ-HCH.
Por lo que se ve, en todo este asunto de los HCHs, importa tener en cuenta las proporciones de los diferentes isómeros de HCH: ɑ,
β, ɤ y ɗ. Específicamente, la relación entre los distintos isómeros es
importante para conocer si el mismo fue usado hace tiempo o hace poco. Por
ejemplo, un coeficiente alto de β-HCH/(ɑ+ɤ)-HCH indica un uso pasado de HCH
técnico o lindano comercial, mientras que puntuaciones de esta relación
inferiores a 0,5 pueden indicar un uso reciente de ambos.
¿Qué
mostró el río Negro con respecto a los distintos HCHs? En primer lugar, la
relación media observada ɑ-HCH/ɤ-HCH fue de 4,26, lo que indica un uso
prevalente de HCH técnico por sobre el lindano (lo que contrasta con los
resultados obtenidos por el equipo de Miglioranza en 2013). En segundo lugar, la
relación media observada β-HCH/(ɑ + ɤ)-HCH fue de 0,24, lo que indica su uso reciente.
Otro resultado. Durante el invierno, las estaciones ORO
(NR6), ALLD (NR7), PCOR (NR10) y PALO (NR20) mostraron contribuciones recientes de HCH técnico, mientras que
POMO (NR16) y CPAT (NR21) mostraron un
uso pasado (histórico/degradado).
Por su parte, el verano mostró
una contribución reciente de HCH técnico en las siguientes estaciones: CIPO
(NR5), ORO (NR6), PCOR (NR10), CHEL (NR14) y PALO (NR20), mientras que un patrón pasado o residual de HCH fue registrada
en ALLD (NR7), POMO (NR16) y CPAT (NR21). Más allá de las variaciones
estacionales, las estaciones ORO (NR6), PCOR (NR10) y PALO (NR20) mostraron una
huella constante de HCH técnico de entrada
reciente, mientras que las estaciones POMO (NR16) y CPAT (NR21) mostraron niveles históricos/registros degradados.
Los HCHs en su versión gamma nunca excedieron los 20 ng.L-1 que indican las
normativas nacionales para la protección de los ecosistemas de agua dulce, ni
los más conservadores 10 ng.L-1
que estipulan las normas canadienses que mencioné en el posteo
anterior (esto está repetido en las pp. 70 y 74 del Informe, para el caso
de ɤ-HCH en fase particulada y sedimentos, respectivamente) (aunque no encuentro en el paper ni en el Informe los valores para el ɤ-HCH del RN, como para saber cuán lejos estamos de esos valores).
3) DDX. DDE y DDD
son colectivamente llamados DDX; son metabolitos del DDT, es decir los productos de su
descomposición. El DDT posee un uso restringido desde 2006.
Dice el Informe (p. 67) que los DDX medidos en el río Negro
representaron aproximadamente un 9% del total de los POCs detectados, un
porcentaje apreciable.
Aquí también es clave la relación entre el DDT original
(o parental) y sus distintos metabolitos a la hora de distinguir entre los usos
recientes y pasados. En agosto se vieron
contaminantes de «ingresos pasados» (usados hace mucho) mientras que en diciembre se vio «uso reciente» (usados hace poco) desde Paso Córdoba en adelante (o sea aguas abajo). El Informe (p. 67) deja
traslucir que esto podría deberse a la
aplicación directa y al lavado de tierras, o a causas secundarias, como la resuspensión
de sedimentos, los dragados de mantenimiento, y otras causas.
Por último, el paper
(pp. 4, 5) menciona que los máximos valores para DDT fueron registrados en POMO
(NR16, 1,14 ng.L-1,
en verano; para DDE en ORO (NR6, 0,91 ng.L-1,
verano; y para DDD en CPAT (NR21, 1,45 ng.L-1,
invierno)
¿Cuán mal estamos con respecto al DDT y sus metabolitos? Bueno,
depende para quién. Para la Texas
Commission on Environmental Quality valores por encima de 0,4 ng.L-1 ya son malos; pero
para la Canadian Water Quality Guidelines
lo malo recién arranca en 1 ng.L-1;
menos cautos, Australia y Nueva Zelanda apenas comienzan a preocuparse a
partir de los 10 ng.L-1
(paper, p. 5). Bien no estamos, eso es claro.
Por eso, como no estamos bien, y más allá de estos valores umbrales divergentes (los texanos, los canadienses y los oceánicos), los autores del paper expresan
su preocupación por los valores de DDT observados en nuestro río (p. 5): «según el rango de niveles de DDX en
el río Negro y considerando la fase particulada de la columna de agua, la
superación de varios niveles de protección internacional actuales persisten
después de dos décadas de prohibiciones, lo cual, en relación con la evidencia
de los recientes aportes al río, plantea preocupaciones medioambientales.» Es realmente para preocuparse: a 96 gramos por día, son más de 700 toneladas de DDT arrojadas al mar desde que ese biocida fue prohibido.
4) Endosulfán. Es
un insecticida agrícola sintético cuyo ingrediente activo de todas sus
formulaciones es el llamado «endosulfán
grado técnico» (EGT), una
mezcla de dos de sus isómeros: α-endosulfán
and β-endosulfán, en
proporciones que van de 2:1 a 7:3. Ambos isómeros se descomponen en el
ambiente.
El
endosulfán ha sido uno de los pesticidas clorados más utilizados en Argentina,
como insecticida de amplio espectro y como acaricida en frutas, verduras y
producción de cereales. En la pampa húmeda, ha sido ampliamente utilizado en la producción de soja. Pagina12 Su importación y uso se encuentra prohibido en nuestro país desde 2013. (La
resolución 511/2011 de SENASA estableció la prohibición a partir del 1 de julio
de 2013.)
Estudios
llevados a cabo entre 2011 y 2013 por el grupo de Karina Miglioranza sobre los niveles atmosféricos de POCs en la
cuenca del Negro, concluyeron que el
endosulfán y el DDT eran los pesticidas con mayor presencia.[7]
De cualquier forma, los valores de endosulfán detectados en ese estudio estaban
muy por debajo de los niveles indicados por la «Ley de residuos peligrosos» de 1991.
En el paper de Environmental Pollution se menciona que el α-endosulfán fue uno de los organoclorados más detectados
en el río Negro, con una media general de 1,18 ng.L-1 agua (fase particulada, 141,64 ng. g-1, MPS d.w.). El nivel máximo de
α-endosulfán se detectó en PCOR (NR10, verano, 10,93 ng.L-1).
5) Heptacloro (C10H5Cl7).
Es un constituyente del clordano grado técnico (una mezcla de distintos
isómeros del clordano), que en nuestro país fue usado para control de hormigas
y otras «pestes», en agricultura y distintas
aplicaciones domésticas. Si bien se encuentra prohibido por el convenio de
Rotterdam, diversas formulaciones parecen estar aún en uso.
De hecho, el heptacloro y los productos de su degradación, entre
ellos el epóxido de heptacloro, fueron frecuentemente hallados en el análisis
del río Negro. Los valores obtenidos por les autores (concentraciones promedio de
172,4 ng. g-1,
MPS d.w. y 89,1 ng. g-1,
MPS d.w. respectivamente), dejan en claro que, a pesar de su prohibición en 2004, el hepatacloro ha seguido usándose.
Lamentablemente, esto no es exclusivo de nuestro río Negro: estudios realizados
en el río Uruguay han mostrado lo mismo.
El Informe (p.74) es más preciso: «el caso del heptachlor y su derivado epóxido, su media general
excedió ambos límites (umbral y de efectos probables), por lo cual se esperan efectos adversos sobre la biota acuática en las
zonas donde esto ocurre.» (El
resaltado es mío.)
La Figura 4 del paper
muestra las zonas con mayores cargas de POCs: el Alto Valle y el Valle Inferior.
La misma figura muestra también que en diciembre los valores se disparan hacia
arriba, sobre todo en el Alto Valle. Para todos los POCs, los valores
veraniegos del Alto Valle superan los 3.500 ng. g-1 MPS d.w. Esto es sumando
los 16 POCs mencionados más arriba; desglosados, tenemos que, en agosto, el
heptacloro se registra en un 24% de ese total (superado solo por el hexaclorociclohexano,
HCH, con un 37%), trepando en diciembre al 42%.
En el Informe hay un gráfico interesante (la Figura 31, en la p. 74) que se entiende a partir de la Tabla 12 de la p. 72. En esta última se consideran una serie de umbrales guía para el contraste toxicológico. Los menciono:
1. TEL-ISQG (Threshold Effects Level-Interim
Freshwater Sediment Quality Guideline). Debajo de este umbral los efectos
adversos rara vez ocurren.
(Entre
TEL y PEL se encuentra un rango posible de efectos, dentro del cual ocasionalmente ocurren efectos adversos
sobre la biota en contacto con los sedimentos.)
2. PEL (Probable Effect Level). Por encima del
PEL los efectos adversos ocurren frecuentemente.
3. LEL (Lower Effect
Level). Por debajo de este valor, los sedimentos se consideran limpios a
marginalmente contaminados, sin efectos (o sea que nunca ocurren) para la mayoría de los organismos en contacto.
Ahora sí, yendo al gráfico, se observa que el promedio de heptacloro y de heptacloro exo-epóxido (isómero B) están
claramente por encima del TEL-ISQG y el PEL; en el caso del segundo,
bastante más que en el primero. Es
decir, le cabe al heptacloro una ocurrencia frecuente de efectos adversos.
6) Aldrina. En el
paper, este POC no está desarrollado
en un apartado especial (apenas es mencionado tres veces en todo el texto),
pero lo sumo aquí porque el Informe
destaca que fue hallado en altas concentraciones. Concretamente, el Informe
indica lo siguiente (p. 73): «la
concentración general media de Aldrin excedió ampliamente el límite de “efectos
probables” por encima del cual se
esperan efectos adversos ocasionales sobre la biota».
(El resaltado es mío.) Coincidentemente, en la Figura 30 del Informe se observa
que el rango de aldrina registrado supera por mucho la línea del LEL. No sucede
lo mismo con otros POCs del grupo de las drinas, como la dieldrina y la
endrina.
Riesgos calculados
Para calcular el riesgo que representan los POCs detectados
en el MPS del río Negro, les autores del paper
echaron mano de un Coeficiente de Riesgo (RQ), una formulita, como vimos en el
posteo anterior que hicieron con los HAPs.
Básicamente, los valores obtenidos coinciden con los del
equipo de Karina Miglioranza de hace 10 años. Así, queda súper claro que, a pesar de las prohibiciones y regulaciones,
los POCs siguen siendo un problema. O mejor dicho, siguen siendo un
problema los chacareros inescrupulosos que los usan a pesar de estar prohibidos.
De todas formas, les autores concluyen: «Tradicionalmente, para valores RQ
< 1,0 el riesgo ambiental después de la exposición a los niveles de POCs
registrados es bajo. En esta encuesta, los RQ fueron < 0,01 en todos los
casos, lo que indica un riesgo muy bajo
para la biota planteado por la exposición a los POCs.» (El resaltado es mío.) Nulo no; muy bajo.
Claro, esto considerando
los POCs en su conjunto, aunque, como vimos, les autores alertaban sobre los
valores altos de algunos de ellos especialmente peligrosos: ya mencioné el caso
del heptacloro.
Aquí sí, vale la
frase del diario Río Negro que transcribí en el posteo anterior: «(El estudio científico) detectó que los efectos sobre el ecosistema acuático no
revisten de severa peligrosidad, pero (les científiques) advierten que las señales de alerta no deben
ignorarse.»[8]
En todo caso, lo grave aquí es que los POCs continúan usándose,
y que el estado provincial no ha podido evitar su uso en los 10 años
transcurridos desde la publicación del estudio de Karina Miglioranza: no ha
controlado (no ha podido, sabido o querido), o no lo ha hecho suficiente o
eficientemente. O directamente haya hecho la vista gorda, que es lo más
probable (y esta es una opinión personal).
En la Figura 3 del paper
se muestran las similitudes entre los nuevos valores registrados y los del
trabajo de Miglioranza. La figura divide la cuenca en tres sectores: superior,
medio e inferior. Para el sector superior, los muestreos del paper (recordemos, tomados en 2018)
muestran niveles de DDX, HCHs y de endosulfán y sus derivados que en 2006 no se
veían; para el sector medio (el área que en 2006 tenía los niveles más altos de
biocidas organoclorados), hay una disminución de todo; para el sector inferior,
sube todo, con una leve, muy leve, apenas leve, disminución del DDX. Los
autores del paper se muestran
indignados por esto: es clara la razón: como vimos, a pesar de la prohibición, el DDT se sigue aplicando.
Qué hacer con toda esta
información
Porque la indignación sola no alcanza. A la indignación debe
seguirle la denuncia pública, y a la denuncia pública la movilización, la acción en las calles,
que es la única forma de cambiar todo esto.
[1]
Arias, A.H., Oliva, A.L., Ronda, A.C., Tombesi, N.B., Macchi, P., Solimano, P.,
Abrameto, M. y Migueles, N. 2023. Large-Scale spatiotemporal variations, sources, and risk assessment of
banned OCPs and PAHs in suspended particulate matter from the Negro river,
Argentina. Environmental Pollution
320 (2023) 121067. Un resumen del paper
puede leerse directamente desde aquí https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0269749123000696
[2]
Migueles, N. (coord.). 2019. Informe del
Estado Ambiental del Río Negro. Universidad Nacional de Río Negro,
128pp. El Informe descargarse de aquí: https://rid.unrn.edu.ar/handle/20.500.12049/5300.
[3]
Miglioranza, K.S.B., González, M., Ondarza, P.M., Shimabujuro, V.M., Isla,
F.I., Fillmnn, G., Aizpún, J.E. y Moreno, V.J. 2013. Assessment of Argentinean Patagonia pollution:
PBDEs, OCPs and PCBs in different matrices from the Río Negro basin. Science of
the Total Environment 452-453 (2013) 275-285.
[4] Vijgen, J., Yi, L.F., Forter, M. y
Weber R. 2005. The legacy of Lindane and Technical HCH production. Organohalogen Compounds 68: 899-904.
[7] Miglioranza, K.S., Ondarza, P.M.,
Costa, P.G., de Azevedo, A., Gonzalez, M., Shimabukuro, V.M., Fillmann, G.,
Grondona, S.I., Mitton, F.M., Barra, R.O., Wania, F., 2021. Spatial and
temporal distribution of Persistent Organic Pollutants and current use
pesticides in the atmosphere of Argentinean Patagonia. Chemosphere 266, 129015.
https://doi.org/10.1016/j.chemosphere.2020.129015.
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